martes, 9 de octubre de 2007

El Rocambole Rabioso



¿Cómo sobrevivir en éste mundo? ¿Cómo ser alguien entre tanta miseria? Es lo que se pregunta Silvio Astier durante las 144 páginas que conforman la primera obra del escritor Roberto Arlt, El Juguete Rabioso, editado en 1926. Una historia autobiográfica que ilustra un mundo hostil, donde la única salida posible está envuelta en traiciones sin remordimiento.


La vida puerca, ese fue el primer título que imaginó el autor para nombrar su novela, y todo indicaría que no estaba errado. Transcurría la década del 20 y Buenos Aires era una ciudad pobre, de veredas sucias donde se alzaban diversas voces que sugerían una sociedad de inmigrantes. El tango cantaba con tristeza los fracasos de unos y la crueldad indicaba la sed de ser alguien de otros. Silvio pertenecía al grupo de éstos últimos.


Con apenas quince años, el adolescente nacido de vientre pobre debe buscar trabajo para enfrentar a la miseria instalada en el seno familiar. Así, abandona todo sueño de estudio y se zambulle en un mundo perverso que lo hará recorrer varios caminos: el de la delincuencia primero, los penosos trabajos después y el de la delación por último. De esta manera comienza el proceso que lo arranca de la niñez a la adultez, frecuentando a distintos personajes de la vida cotidiana, todos ellos marginados y señalados de Dios, que incidirán en su formación personal.



Sin embargo, lo único que parecería preocuparle a Silvio es aplacar su deseo de ser alguien, pertenecer a un mundo dónde sólo los ricos pueden ser felices. Y Astier lo consigue a través de la traición. Delatando a su único amigo finalmente se convertirá en ese alguien: un traidor, y así quedara saciada su sed de pertenencia para siempre. “Hay momentos en nuestra vida en que tenemos necesidad de ser canallas, de ensuciarnos hasta adentro, de hacer alguna infamia, yo qué sé... de destrozar para siempre la vida de un hombre… y después de hecho eso podremos volver a caminar tranquilos.”


La obra completa de Roberto Arlt está escrita desde una visión brutal de la sociedad. Prevalece una lectura cínica de sentimientos que dan verosimilitud al relato: el rencor, la humillación, el rechazo y la violencia. Ésta última siempre planteada como única salida ante situaciones extremas, como puente de salvación ante un cambio posible.


Arlt perteneció a Boedo, un grupo literario que manifestaba interés sobre el sufrimiento humano. Además de El Juguete Rabioso, escribió tres novelas más: Los Siete Locos (1929), Los Lanzallamas (1931) y El Amor Brujo (1932). Entre sus obras de teatro se destacan El Fabricante de Fantasmas (1936) y La Fiesta de Hierro (1940). Periodista de vocación e inventor por necesidad, trabajó primero en el diario Crítica y luego en El Mundo, dónde publicó sus célebres Aguafuertes Porteñas. También escribió dos libros de cuentos: El Jorobadito (1933) y El Criador de Gorilas (1941).


En su novela de iniciación, Arlt asume el yo autobiográfico de Silvio Astier y cuenta su vida marcada por la pobreza y los inmigrantes. Es por eso que utiliza con gran destreza el lunfardo y palabras italianizadas. Sin embargo se puede evidenciar un recurso llamativo: el relato parece haber sido escrito desde la adultez. Quizás de ésta manera Arlt pretendía hacer real su deseo de ponerle fin a su tormentosa adolescencia y proseguir con una esperanzadora vida: “El problema de mi felicidad me interesa tan enormemente, que siempre que lance una novela, los otros, aunque no quieran, tendrán que interesarse en la forma en que resuelven sus problemas mis personajes, que son pedazos de mí mismo”, aseguraba el autor.


Una obra que produce un dulce escozor, que se trepa al cuerpo e invade con una rabia perfecta, sorda, donde el representante de los desclasados arremete con un golpe infalible.

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Cecilia Díaz