miércoles, 31 de octubre de 2007

Ediciones sin fronteras


Daniel Divinsky Estuvo cuatro meses y medio preso y sin embargo, la editorial nunca cerró sus puertas. Prohibieron Ganarse la Muerte, novela de Griselda Gambaro y les dispusieron una clausura de 30 días en la editorial. Ante el susto, los empleados retiraron todo lo que podía haber de valor y se fueron pensando que los militares iban a volver. Pero no pasó nada, nunca.

“Nuestra independencia política dentro del progresismo los hacía sospechar que éramos los ideólogos de la guerrilla. Era un razonamiento por lo absurdo, al revés: como no te pueden probar una pertenencia sospechan lo peor, de lo que no hay ninguna prueba. Era un mecanismo bastante típico de la época”, explica Divinsky.
Él y Kuki, estuvieron presos desde el 16 de febrero hasta el 23 de junio de 1977. “Volvimos en agosto- septiembre del ’83, me senté en el escritorio que tenía y todavía estaban mis cosas en los cajones y tenía ganas de marcar que estaba”, cuenta.
En 1983, le llegó el bruto de Los pichiciegos de Rodolfo Enrique Fogwill y aunque no lo conocía ni sabía de su trayectoria, lo leyó y le pareció sensacional. “No pensé que podría ser riesgoso. Me había parecido estupenda la obra y de hecho fue lo primero que publicamos”, relata Divinsky.
“En este bibliorato hay cartas que me mandaba el tipo que estaba a cargo acá de la editorial. No había fax, recién estaba en sus comienzos”, recuerda Divinsky. Era la manera que tenían para leer los originales y decidir si lo publicaban o no. “Había una gerente, Losada, que ahora vive en España y cuando juntaba la plata hacía un libro. No tenían deudas y no tenían fragilidad financiera dependiendo de las ventas”, dice Divinsky.
“Lo más llamativo es que entre 1978 y 1979 vendimos más libros que en el 2002. Editábamos lo de Quino y Fontanarrosa, gracias a Dios por eso sobrevivimos. Si se hubieran ido, la editorial no estaría funcionando”, relata. Durante seis años manejaron todo por teléfono y carta, y mientras tanto, el negocio quedó a cargo de la madre de Kuki Miler “que era una señora relativamente mayor que había entrado para ayudarnos con los trámites del banco” y se hizo cargo de la editorial el mismo día que los metieron presos.
verá.


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Florencia Salvador