domingo, 9 de diciembre de 2007

Una historia viva entre libros

“El otro día un nene me vio y le dijo a su mamá: ‘viste que existen los indios’”, recuerda Lorenzo Pincén, lonko de Trenque Lauquen. “Cacique en español –aclara- Tengo 70 años y esta es mi primera vez en la Feria del Libro”. Al principio dudé de la veracidad de su relato. Sus ojos semiabiertos, de somnoliento, y su aliento mentolado competían con sus ropas de Cacique. Más tarde reconocí su hálito en las populares filas de personas deseosas de tomar gratis un Fernet de menta para acompañar el recorrido. Con todo, decidí conversar con Lorenzo. Y creerle.
Antes de mi llegada al stand 400 de la Cooperativa de Libreros Edicol Limitada, del Pabellón Azul, de la Feria Internacional del Libro 2007, Pincén estaba en una esquina sentado en un banco de plástico. Custodiaba las revistas Aborigen Argentino. Me paré ante un gran cartel con la cara de un indio. Me llamó la atención la dureza del rostro, parecía triste. Esa imagen era la misma que aparecía en las tapas de las publicaciones. Agarré una y la hojeé. Pensé que su valor a diez pesos era excesivo para las pocas hojas que tenía. Supuse que el precio era por la alta calidad de impresión, las páginas parecían plastificadas.

“¿Quiere que se la autografíe?”, me preguntó una voz. Casi río, pensé que era una broma. Me di vuelta y sí, se estaba dirigiendo a mí. Vaya sorpresa, me estaba hablando un hombre mayor, con una vincha negra y blanca que rodeaba su cabeza de canosos y abundantes cabellos. Un poncho negro con dibujos blancos, similares a los de su vincha, cubría por completo su cuerpo hasta los pies. “Es igual al hombre del cartel”, pensé. Era un hecho: la noche del viernes 4 de mayo, mi entrevistado me acababa de elegir.
“¿Le puedo hacer una entrevista?”, pregunté sin imaginar que sería la contraseña para abrir la puerta a una extensa charla. El lonko pareció despertar. Noté un brillo especial en su mirada. Se incorporó y después de presentarse, habló de la revista: “No hay otras publicaciones como Aborigen Argentino. Queremos que conozcan nuestras costumbres, nuestras vivencias. Representamos comunidades de más de cuatro millones de indígenas”. Claro, el lugar elegido para la divulgación de tal proyecto fue la 33° edición de la Feria Internacional del Libro que terminó el pasado 7 de mayo con más de un millón doscientos mil asistentes. Así, las ventas superaron la edición del 2006 entre un 20 y 50 por ciento. Además fue la primera vez que el evento cubrió los 145 mil metros cuadrados del predio de la Sociedad Rural de Palermo.
Mientras Pincén hablaba, como si lo hubiese rescatado de la sedimentaria tarea de firmar revistas, uno de los escritores estrella de este evento cultural nos pasó por al lado. El autor de Los mitos argentinos III, Felipe Pigna, caminaba rodeado por hombres que le hablaban y saludaban con gentileza. Parecía apurado. Por los altoparlantes se anunciaba su presencia en la Sala Victoria Ocampo. Casi corría. Era la hora de la presentación de Historia argentina con drama y humor y Mártires y verdugos, y a Pigna todavía le quedaban varios Pabellones por recorrer hasta llegar a la cita.
Momentos antes había pasado el ministro de Educación, Daniel Filmus, también candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Salía del stand 722 del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. Así, la Feria funcionó como cita obligada de políticos en plena campaña, actores y actrices convertidos a la escritura, y hasta personajes mediáticos, que recién salidos de la televisión, estamparon sus firmas en los productos adquiridos por un público que, en su mayoría, avanzaba por los pasillos con cámaras de fotos a la caza de alguna cara famosa.
Resultaba extraño, y no menos chocante, el hecho de que Pincén tuviera que ofrecerse a firmar ejemplares de Aborigen Argentino. Sucede que el nombre completo de Lorenzo es Ulmen Buta Lonko Lonko Buta Toqui. Es bisnieto del Cacique Vicente Pincén, “el último malonero Pampa”, vencido por el general Argentino Roca en la Campaña del Desierto en 1878.
“Mi madre me dio el mando en 1983, antes de morir. Le correspondía al primer hijo varón pero como mis hermanos renunciaron, porque no querían reconocerse como indios, me lo entregó a mí. Trabajo a tiempo total, como dicen los ingleses: full time. Estoy divorciado y tengo cinco hijos grandes”, explica el Cacique. En honor a su mamá bautizó a la escuela que tiene en Trenque Lauquen Marcelina Pincén. “Doy coloquios, soy tutor. Tengo más de 20 chicos de séptimo grado para arriba y les enseño nuestro idioma, las ceremonias, los símbolos y la historia. Hablamos Mapudungún, que significa voz de la tierra. Los chicos ya lo están haciendo bien. También vienen los padres. Pasamos 40 horas semanales. Tiempo atrás los nenes no se querían hacer indios. Ahora es distinto. Con orgullo repiten: ‘Mari mari peñi’, hola que tal hermano”, explica.
Lorenzo trabajó en la Feria todos los días de 14 a 22. “Cansa un poco pero me estoy acostumbrado. Pero para mí es habitual dar charlas a los chicos en las escuelas, siempre parado. Nunca nos rechazaron. Al contrario, las maestras quieren que vuelva. Hago una tarea educativa muy importante porque no sólo llego a las mentes de los chicos sino que también a sus corazones. Nuestros abuelos, que han sufrido tanto, por lo menos saben que sus nietos les están dando la posibilidad de que descansen en paz”.
Además de las charlas en las instituciones educativas, Pincén colabora con las Naciones Unidas. “Formamos un grupo de trabajo sobre las poblaciones indígenas que está dentro de los Derechos Humanos. La ONU tiene un pequeño presupuesto con el que nos invitan para hablar sobre nuestros temas. Por eso conozco Ginebra, París y Bélgica”. Ocurre que el Cacique Pincén es un experto en legislación internacional acerca de temáticas indígenas. Y enfatiza: “Indígenas, no originarios. Los originarios provienen de los arios de Europa. Nosotros somos indígenas y todos los derechos de Naciones Unidas utilizan este término. Luego lo bajan a las Naciones, como Argentina, que deben hacer leyes que nos nombre como tales. Así estamos reconocidos. Lo de pueblos originarios es una manera de que perdamos nuestros derechos, nuestra identidad”.
Sobre sus viajes al exterior, Lorenzo concluye que siempre fueron bien recibidos, pero sentencia: “Los extranjeros se sienten culpables de lo que ha ocurrido. Es cierto que no los odiamos pero tenemos memoria. Por eso hacemos reclamos formales ante la ONU para que se logre la descolonización y desmilitarización del polo norte al polo sur de América. Para que los países vuelvan a ser libres e independientes, como lo eran antes de octubre de 1492. Eso es posible. Algunos piensan que es una utopía. Pero en 1960 surgió, en el seno de Naciones Unidas, destruir el colonialismo en el mundo. La Resolución 1514 sirvió para descolonizar África. En América, se formaron Estados y Repúblicas, pero son todos colonialistas, de la época posterior a Colón. Tienen que devolver esos territorios”.
Este Cacique Pampa Mapuche de Trenque Lauquen hablaba sin respiro. Sólo tomaba aire cuando alguien cortaba su discurso para saludarlo o pedirle que pose para una fotografía. Pincén saludó a todos con amabilidad y accedió a los pedidos. Las pocas arrugas de su rostro moreno, su buen oído, a pesar del bullicio, y su vitalidad para responder disimulaban los años que aseguró tener.
Acariciando sus ropas, Lorenzo indica que uno de los factores que logra llamar la atención de los paseantes es su makuñ (poncho). “La vestimenta del lonko proviene de una dinastía. Todo nuestro hacer refiere al kallfü wenu, el cielo”, define mientras sus conocidos lo saludan y rodean, igual que a Pigna hace un rato. Es momento de irme. Antes, me firma un ejemplar previo pago de diez pesos. “Ñi laminen Marieta meu poye”, escribe en la página 13. Pincén traduce: “Para mi hermana Marieta con cariño”.
“¿Me puede dar un teléfono en caso de tener que consultarlo?”, le pido. “Mejor, te dejo mi mail”, responde el lonko y anota: “Ulmen_pincen@yahoo.com.ar”. Cuando termina, ofrece posar para una foto. “No tengo cámara”, le aclaro. “Pensé que eso sacaba fotos”, dice señalando mi grabador. Luego me abraza fuerte durante un largo rato. Tanto, que me tengo que separar. Me da un beso y otra vez, la menta lo invade todo.


Marieta Montenero

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martes, 27 de noviembre de 2007

Bauer muestra 15 minutos de un documental “definitivo” sobre el Che

EFE - Huelva - 21/11/2007
FESTIVAL DE CINE IBEROAMERICANO DE HUELVA

El director cubano Tristán Bauer culminará a principios de 2008 doce años de investigación que han producido Ernesto Guevara, un documental “definitivo” sobre la vida de Che Guevara, que incluye imágenes inéditas o fragmentos del diario personal que escribió en Bolivia.

Bauer presentó ayer un avance de 15 minutos de un documental que espera que dure unos cien aproximadamente, y ha relatado que parte del material lo tenía custodiado el Ejercito boliviano, y cuando lo encontró lo llevó a su familia, que posteriormente entendió que se podría publicar.

“Me dijeron que nunca se había hecho un documental sobre el Che como ellos querían, a pesar de los muchos que se han realizado”, ha explicado el director, quien confía en alumbrar un trabajo que muestre un aspecto inédito de la personalidad del guerrillero.

El trabajo ofrece al espectador la oportunidad, por ejemplo, de conocer el pensamiento del Che en su propia caligrafía, así como verlo hablar en francés en una entrevista y conocer el entorno en el que vivió, entre otras cosas.

Bauer anunció en 2005 que estaba dispuesto a editar el material que había conseguido, y dos años después está a punto de terminar la edición.

“Creo que hay seres humanos que marcan a la humanidad, y sin duda el Che es uno de ellos”, ha dicho Bauer sobre su figura, y ha añadido que “sin duda nos ha marcado a nosotros como latinoamericanos”. Entre sus documentales más destacados se encuentran Cortázar (1994), Evita, la tumba sin paz (1997) y Los libros y la noche (2000)

www.elpais.com

www.youtube.com/Tristan Bauer

Florencia Salvador

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lunes, 26 de noviembre de 2007

Seis años sin el Beatle Místico


El próximo jueves se cumple el sexto aniversario del fallecimiento de George Harrison, reconocido mundialmente como guitarrista de The Beatles.

El músico y compositor británico murió el 29 de noviembre de 2001, a los 58 años, por un cáncer de pulmón que había hecho metástasis con el cerebro.

Durante la Beatlemanía, Harrison fue caracterizado como el "Beatle tranquilo", debido a su carácter introspectivo y su tendencia a un segundo plano en las conferencias de prensa. Sin embargo, sus compañeros y amigos aseguran que era muy hablador y dicharachero, contraponiéndose con la imagen que tenía la prensa.



George se unió al grupo británico animado por Paul McCartney, si bien los otros miembros de la banda lo veían con cierta desconfianza. Hacía finales de los ´60, Harrison era ya un guitarrista más fluido y creativo y, entrados los ´70 consiguió un sonido con su guitarra slide que se convertiría en su sello personal.

Su carrera tuvo un importante punto de inflexión en 1965, durante la gira americana, cuando conoció a Ravi Shankar, el músico indio más famoso, maestro del sitar. El joven Beatle quedó fascinado con su música y con la cultura india y después de terminar la gira de ese año, compró un sitar, convirtiéndose en el primer músico de la cultura pop en introducir el instrumento en un álbum de estudio, especialmente en la canción "Norwegian Wood (This Bird Has Flown)", del álbum Rubber Soul. Sin embargo, su admiración por la cultura hindú no se limitó a la música, a fines de los ´60 George se convirtió formalmente al hinduismo.

A medida que transcurría el tiempo, las composiciones de Harrison fueron haciéndose más notables, pasando de un segundo plano a competir con las composiciones de John Lennon y Paul McCartney. En sólo cinco años, entre 1965 y 1970, compuso temas como "Something" , " If I Needed Someone", "I Want to Tell You", "Think For Yourself", "Taxman", "Within You Without You", "Blue Jay Way", "Only a Northern Song", "Old Brown Shoe", "If I Needed Someone", "I Need You", "While My Guitar Gently Weeps" (con Eric Clapton en la guitarra), "Piggies", "Savoy Truffle", "The Inner Light", "Here Comes the Sun", "I Me Mine" y "For You Blue".

Sin embargo, los roces entre Harrison, Lennon y McCartney se hicieron cada vez más fuertes, intensificándose después de la muerte de Brian Epstein, mánager del grupo, y en especial desde las sesiones de grabación de The Beatles, ocasión en la que Harrison intentó dejar el grupo por primera vez. Los enfrentamientos no terminaron, entre 1967 y 1969 McCartney dijo públicamente en varias oportunidades que estaba insatisfecho con la forma de tocar de George, quien finalmente abandona el grupo el 10 de enero pero regresa el 22 después de dos reuniones de negocios.

Las relación de los Beatles fue más serena durante las sesiones de grabación de Abbey Road, en las que se incluyen las composiciones de Harrison "Here Comes The Sun" y “Something”, considerado uno de los mejores trabajos de The Beatles tanto por Elvis Presley como por Frank Sinatra.

Su creciente productividad artística en los últimos años de la banda pop británica le permitiría recopilar suficiente material para desarrollar una carrera musical como solista, bastante larga y exitosa.

Tras la disolución de The Beatles en 1970 publicó gran parte de este material en All Things Must Pass, el primer álbum triple de la historia musical, que alcanzó el puesto Nº 1 en las listas de éxitos británicas y estadounidenses. El disco incluía los singles de "Isn't It A Pity", "What Is Life" y "My Sweet Lord", canción que lo consagró como el primer Beatle en lograr en lograr el número uno en ventas como solista.

Pese a esto, Harrison fue demandado años después por violación de derechos de autor en "My Sweet Lord", donde supuestamente imita el single de The Chiffons "He's So Fine". Si bien el músico y compositor negó la acusación, perdió el juicio en 1976. Durante el mismo, la corte había aceptado la posibilidad de que Harrison hubiera "copiado subconscientemente" el éxito de The Chiffons como base a su propia canción. Las disputas por los derechos de autor continuaron en la década de los 90, con el antiguo mánager de The Beatles, Allen Klein, quien denunció a Harrison tras comprar Bright Tunes, la compañía que poseía los derechos de autor de "He's So Fine". Finalmente, Harrison acabaría poseyendo los derechos de ambos temas.

El Beatle místico fue el primer músico en organizar un concierto benéfico, el Concert for Bangladesh, que reunió a cerca de 40 mil personas en torno a dos espectáculos organizados en el Madison Square Garden de Nueva York, con el fin de recaudar fondos para paliar el hambre y la miseria de los refugiados en la antigua Pakistán del Este, hoy Bangladesh. Ravi Shankar abrió el concierto, que incluía a artistas de la envergadura de Eric Clapton, Bob Dylan, Jim Keltner, Billy Preston, Leon Russell, Ringo Starr y Klaus Voormann. No todo salió como lo habían programado, problemas con los impuestos y gastos cuestionables ensombrecieron la leyenda del concierto. No obstante, en octubre de 2005, Apple Corps reeditó el concierto en CD y DVD, destinando el dinero recaudado a UNICEF.

En 1980, George Harrison se convirtió en el primer Beatle en escribir una autobiografía, ayudado por el publicista del grupo, Derek Taylor. I Me Mine, título que recibió el libro, fue publicado inicialmente por Génesis Publications. Su semblanza cuenta algunas anécdotas de su etapa con los Beatles, pero esta centrada en los obvies del artista, que van desde la jardinería hasta el Fórmula Uno.
George no se limitó a su carrera como músico. También se desarrolló como productor cinematográfico, creando la compañía Handmade Films, después de que EMI Films rechazará el proyecto de La vida de Brian, de los Monty Python. Su productora finalmente financió ese proyecto junto a otras películas como Mona Lisa, Time Bandits, Shanghai Surprise y Withnail and I.

Sus últimos años fueron, con seguridad, los más dolorosos: en 1997 le diagnosticaron cáncer de garganta y desde entonces inició un largo tratamiento. Dos años después un enfermo mental llamado Michael Abraham, consiguió entrar en su casa y lo apuñaló repetidamente en el pecho, sin afectar órganos vitales. La tranquilidad no duró mucho tiempo ya que el cáncer reapareció en un pulmón que le extirparon y finalmente en 2001 le diagnosticaron una metástasis terminal.

Harrison no quería pasar sus últimos días en una clínica, volvió a su mansión de Hollywood, en Los Angeles, donde estuvo con su familia y trabajo en algunos proyectos que fueron posteriormente terminados por su viuda, Olivia Trinidad Arias y su hijo Dhani.



Fuentes:

Wikipedia/ George Harrison

Diario "El Mundo"/ George Harrison



My Sweet Lord


Gloria Ziegler

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domingo, 25 de noviembre de 2007

Un sitio contra la violencia mundial

Informe: Andrés Valenzuela.

A contramano de las cadenas de noticias estadounidenses, el portal de videos concientiza por los derechos humanos.

El gobierno estadounidense prohibió hace meses a sus soldados en territorios ocupados la actualización de sus blogs, fotologs y el acceso a sitios de videos on line como YouTube, del cual consiguió quitar todo registro de su actividad militar en Afganistán e Irak. Sin embargo, estas medidas no alcanzan para ocultar la violencia ejercida por sus tropas. Los activistas por los derechos humanos están aprovechando los recursos de la era digital, que la administración Bush pretende censurar, para continuar su batalla. Uno de esos medios es el naciente portal de videos The Hub (http://hub.witness.org/), montado por la ONG Witness (Testigo), del reconocido músico y ex integrante de Genesis, Peter Gabriel, con el respaldo de grandes organizaciones de derechos humanos como Amnesty International, Breakthrough y Human Rights Watch.


La organización Witness entrena desde hace trece años a militantes en setenta países, para usar filmadoras como herramienta política y de concientización sobre violaciones a los derechos humanos. Hasta hace poco, su tarea se limitaba a acercar los materiales y el conocimiento técnico. Ahora, con The Hub (literalmente, El Cubo, aunque en Internet se llaman hubs a los grupos de usuarios para intercambio de material) también facilitará su difusión. Por el momento el portal es una versión beta: su diseño aún no está terminado y quedan errores de programación por corregir, pero funciona con bastante solidez y ya cuenta con interfases en español, inglés y francés, aunque no está totalmente traducida.

En la página pueden encontrarse videos y documentales de discriminación, apremios a la prensa, crímenes de guerra, derechos de la mujer y explotación laboral infantil, entre otras informaciones. El estilo es tan dispar como los temas: hay entrevistas directas a víctimas de tortura, filmaciones de disparos contra la población civil en Irak, destrucciones de hogares y humillaciones a palestinos, audios sobre los juicios a los represores argentinos (subidos por la Comisión de Derechos Humanos de la provincia de Corrientes), documentales sobre hambrunas y desarraigo en Africa, y escenas de las recientes represiones en Birmania.

Justamente el conflicto interno de ese país se lleva en este momento buena parte de la atención del sitio. Es que la crisis política y humanitaria en Birmania puso en primer plano a los medios alternativos que surgen con la potencia de Internet y las nuevas tecnologías. En plena represión a monjes y opositores en ese estado del sudeste asiático, las grandes cadenas periodísticas tenían vedado el ingreso al país, y la prensa internacional sólo pudo acceder a las imágenes del conflicto gracias al aporte de fotografías y videos tomados por organizaciones de la sociedad civil birmana. Como en el caso de las fotografías de los campos de concentración alemanes en la Segunda Guerra Mundial, otra vez la imagen fue un elemento fundamental para que la opinión pública tomara conciencia de la dimensión del desastre.

Desde esta perspectiva y con la firme creencia de que con la popularización de las herramientas audiovisuales, hoy encarnadas en las cámaras digitales baratas, los teléfonos celulares con filmadora incorporada y el software multimedia para las computadoras hogareñas, es posible la masificación de los videoactivistas, The Hub se propone como una plataforma independiente para llamar la atención sobre problemas en distintas regiones del mapa y convocar a la acción. Por eso la interfase no se limita a poder subir videos y mandar mensajes a otros usuarios, sino que incluye “pestañas” con otros recursos que pueden complementar o ampliar la información, y acciones concretas u ONG que enfrentan el problema. “Ya lo viste, ahora actuá”, es el lema de The Hub, en la misma línea que el de la organización que lo creó: “See it, film it, change it” (“Observalo, filmalo, cambialo”).

En definitiva, el portal es un medio a contramano del mundo: donde los Estados pretenden ocultar violaciones a los derechos humanos con la ayuda de las grandes cadenas de noticias (las actuaciones de las norteamericanas CNN y Fox News en los conflictos de Medio Oriente son emblemáticas de ese accionar), The Hub se esfuerza por exponerlas. Y allí donde se llora por la falta de compromiso cívico, intenta inspirarlo. Witness (y por extensión, The Hub) es el resultado de las giras de Peter Gabriel junto a Amnistía Internacional. Según cuenta el artista en el prólogo del manual para videoactivistas de la organización, durante esos recitales tomó conciencia de la importancia del material audiovisual para evitar que las violaciones a los derechos humanos permanecieran impunes. La conclusión de ese prólogo es, a la vez, una declaración de principios de todo el trabajo de Witness: “Con cámaras en las manos de militantes y la significativa distribución de esas imágenes, seremos testigos de lo que en verdad sucede en el mundo y querremos cambiarlo”, escribe Gabriel.


Pagina 12/The Hub

Gloria Ziegler

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miércoles, 21 de noviembre de 2007

Voces críticas en la televisión cubana

Un programa permite el debate como vía para salvar la revolución
MAURICIO VICENT - LA Habana - 21/11/2007


Lentamente, algo empieza a cambiar en Cuba. Si es obvio que las voces críticas son cada vez más y suenan más claras dentro de la isla, la protesta intelectual que a comienzos de año sacudió el mundo de la cultura parece haber servido de revulsivo, y sigue abriendo pequeñas puertas. El lunes, la televisión estatal emitió un programa en el que varios intelectuales -que participaron en la denominada guerra de los e-mails- criticaron la falta de espacios de debate y la etapa turbulenta del quinquenio gris, que durante décadas cercenó cualquier posibilidad de disensión en Cuba.


Todo fue medido, sin exabruptos ni denuncias hirientes. Pero que en la televisión cubana se hable abiertamente de la censura que se ejerció, se mencione por su nombre la etapa conocida como el quinquenio gris y se recuerden las consecuencias funestas que tuvo aquel periodo de intolerancia para la cultura cubana es más que simbólico. También lo es que más o menos abiertamente se reclame la apertura de espacios de debate y participación real si se pretende "salvar la revolución".

En el programa Diálogo abierto, emitido por el canal educativo, participaron Alfredo Guevara, presidente del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano; Roberto Fernández Retamar, director de Casa de las Américas; Desiderio Navarro, director de la revista Criterios y uno de los iniciadores de la guerra de los e-mails, y el escritor Eduardo Heras León, represaliado durante el quinquenio gris. También fue entrevistado el ensayista y sociólogo Fernando Martínez Heredia, entre otros. Todos hablaron desde dentro del sistema, con un discurso nada rupturista pero inédito en televisión, núcleo duro de la ideología y la propaganda. En la polémica intelectual del pasado mes de enero, una de las principales dianas fue el Instituto Cubano de Radio y Televisión, debido a la indignación que provocó la rehabilitación pública en televisión de varios ex funcionarios vinculados a la etapa más negra de la cultura cubana.

Heras León, que sufrió en carne propia la censura y la marginación, habló de la necesidad de recuperar la memoria sobre aquellos años "tristes" para que no se repita la experiencia. En Cuba, dijo, ya existe una "cultura de la resistencia" y una "cultura de la solidaridad", pero hace falta una "cultura del debate". Martínez Heredia tocó un punto caliente: el debate (y no se refería sólo al intelectual) es "estéril" si se encapsula y no llega a los medios de comunicación, como ha ocurrido hasta ahora. Para Alfredo Guevara, en los momentos cruciales que vive Cuba flaco favor se le hace a la revolución si no se alienta el pensamiento e intercambio de ideas críticas como forma de repensar el modelo socialista cubano.

El programa Diálogo abierto, e incluso la guerra de los e-mails es, sobre todo, un símbolo de los nuevos tiempos imparables.




ElPais.com


Florencia Salvador.

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martes, 20 de noviembre de 2007

Sobreviviendo al personaje

Los motoqueros esperan impacientes en la puerta del canal. Llevan y traen papeles y tapes que necesitan de las firmas autorizadas para seguir con sus recorridos establecidos. De a poco forman una fila. Sus uniformes indican diferentes empresas de mensajería. Los firmantes se acercan a paso lento, estampan un garabato en las planillas y regresan a sus puestos. Eso basta para que, algunos de los inquietos trabajadores continúen con su itinerario. Todo indicaría que ellos fueron afortunados. Sin embargo, para los que todavía esperan, falta lo mejor. Es martes y el reloj marca las 17.15. De América TV, en Fitz Roy 1650, Palermo, se retira la vedette Cinthia Fernández, la última eliminada del programa Gran Hermano. Célebre por acusar al humorista Tristán de golpearla. Su pantalón blanco, ajustado al punto que dificultaría la respiración de cualquier ser mundano, sirve de consuelo a los muchachos que ahora se encolumnan para saludarla y expresar su amor eterno. La joven les sonríe, sube a un auto y se marcha. Ahora es el momento de Luis Ventura, el co-conductor de Intrusos en el espectáculo www.america2.com.ar, complemento del reality. Sale, pero a ninguno parece importarle y vuelven a esperar.



Abre las puertas del estudio y avanza hacia la calle. Tiene el rostro serio, duro. Es curioso pues hace minutos, en la trasmisión en vivo de Intrusos lucía un impecable traje. Ahora, viste elegante sport. Una imponente campera de cuero negro cubre buena parte de su cuerpo. Su intimidante contextura lo obliga a bajar la vista para encontrarme y sugerirme que vayamos a hacer la nota al “kioskito de al lado”. Acepto. Previo saludo al personal de seguridad, tira de la enorme puerta de vidrio, avanza y la suelta. Tengo que volver a abrirla para seguirle los pasos.
Toma asiento en una de las incómodas sillas del local. Intenta lograr una posición confortable pero es imposible. “Disculpá pero es mi desayuno y almuerzo”, se justifica mientras espera una tarta. Apoya una revista y un par de celulares, que durante el transcurso de la entrevista sonaran sin cesar, sobre una de las mínimas mesas del local, también minúsculo. Se levanta, se acerca a una heladera, elige una bebida. Cuando parece que el contexto está bajo control, se sienta dispuesto a prestar su tiempo. Sin embargo, sus ojos demuestran lo contrario. Van y vienen. Vigilan mi espalda y sus laterales.
Primero su elevadísimo tono de voz, al punto que me tienta recordarle que estoy frente a él y lo puedo escuchar bien, y luego, los desagradables restos de verdura de la tarta que mastica sin interrumpir su parlamento, retiran mi atención de su mirada cuasi paranoica. De pronto reflexiona: “Esto me engorda porque no es buena comida. Tengo malos horarios. ¿Qué voy a hacer? Laburo mucho. Tengo el programa, escribo acá (una columna de opinión en la revista Paparazzi wwww.paparazzirevista.com.ar que dirige), y para el exterior. Hago dos páginas todos los fines de semana para el diario El País de Uruguay wwww.elpais.com.uy y para sitios de Internet de Chile y Colombia”.
Junto con el conductor, Jorge Rial, Ventura es uno de los íconos del periodismo del espectáculo. Paralelamente, poco se sabe de su vida privada. Quizá algunos conozcan su fanatismo por el club de sus amores, Lanús. Pero pocos saben de su origen brasilero. “Soy el único de la familia que nació en San Pablo. Mi papá fue a jugar al fútbol y terminó siendo periodista. Mi mamá fue como bailarina y terminó ama de casa, esposa y madre”, sintetiza.
Para no esquivar la tradición familiar, Ventura estudió cinco años de Ingeniería. Cambió por periodismo deportivo y terminó chimentero. “Hice una carrera invertida. Ingeniería era para la familia porque imaginaban que lo mejor para mí era tener un título. Además, empecé la carrera por amistad. Mi mejor amigo la había seguido y, para no traicionarlo espiritualmente, lo seguí. Encima yo era bueno en física y matemática. Pero no me di cuenta que mi vocación era otra”, confiesa entre bocado y bocado de lo que fue una tarta. Sigue: “Nunca tuve en cuenta el periodismo. El oficio comenzó conmigo, formaba parte de mí. A los dos meses de haber nacido mi viejo me llevó a la redacción del diario Crónica donde trabajaba. Estaba dentro del arte, cuando el diseño tenía criterio periodístico –continúa- Ingeniería se me complicó a medida que fui avanzando. Para dar una materia pasaba seis meses encerrado estudiando. No comía y me enfermaba. Me di cuenta que eso no era para mí. Cuando me ofrecieron cubrir el Mundial de Buenos Aires me decidí. Se va a la mierda Ingeniería”, detalla Ventura que para ese entonces, 1978, trabajaba en la revista Goles. “Ganaba buena guita”, apunta.
Su mirada parece, de a poco, involucrarse en la conversación. Se serena al hablar de su barrio, donde jura se puede hallar al Ventura real, “al Luisito que Doña Tota de 80 años vio crecer”. Advierte rotundo: “Yo soy Lanús. Lanús es Ventura. Me mudé varias veces a distintos barrios porteños pero en todos había un momento del día donde me angustiaba y me tomaba un taxi o un colectivo para volver y respirar 10 minutos de Lanús. Hasta que frené y me pregunté para qué hacía todo eso”. Sin importarle la opinión de su pareja, Stella Maris, madre de sus hijos Facundo (20) y Nahuel (17), y ex secretaria de Roberto Galán, se instaló para siempre en el sur bonaerense.
En Lanús, si no fuera por su par de costillas fisuradas y la consiguiente rehabilitación, sus fines de semana consisten en jugar a la pelota todos los sábados a la tarde en cancha de 11 y los domingos a la mañana, papi. “El fútbol es mi cable a tierra pero cada vez estoy más irracional. Me volví un viejo cascarrabias”, se sincera.
Un pasado deportivo, que incluyó jugar en las inferiores del “Granate”, un paso por Victoriano Arenas, una pretemporada con Huracán y la oportunidad de formar parte de The Strongest, en Bolivia, convalidan sus conocimientos de vestuarios. Con esto y las coberturas de los partidos de Argentinos Juniors cuando surgía Diego Maradona, se inspiró y escribió la novela Diego Miserias, cuyo final redactará recién cuando se jubile. “Diego, por el emblemático de la villa. El futbolista que llega a crack, que sale de una cuna muy humilde y que se lleva por delante la fama, la guita y los millones. Y Miserias porque hacía un doble juego con el apellido: la realidad de ese personaje, miserable en su infancia y cuando fue grande, desde otro lugar, no ya desde lo económico”, explica y subraya por si quedan dudas: “La obra la tengo clarísima”.
Ventura revela que, por estos días, le llueven propuestas para escribir. Aunque le ofrecen muy buenos contratos y muy buena plata para que descubra la otra cara de la verdad sobre política, fútbol y espectáculos, no tiene tiempo suficiente para aceptar. Lo que afirma es literal al punto que, entre llamado y llamado de alguno de sus teléfonos, apenas tiene oportunidad de respirar y empezar con su segundo plato: un sándwich de tomate y jamón, como descubre su boca.
Según asegura, el Ventura de la televisión es un personaje, distinto al que está frente a mí, que saluda a sus conocidos y se hace tiempo para atender a un representante de teatro independiente que le pide que lo nombre en Intrusos. Retoma la conversación: “De un noticiero o periodístico quiero que el tipo que esté del otro lado me diga las cosas de frente. Pero dan vueltas, insinúan. Amagan, amagan y nunca tiran. Porque no son periodistas. Tienen miedo a las consecuencias. Todo eso me fue dando un costadito para convertirme en uno de los más lanzados. Así, logré un lugar en la pantalla. Pero me pasó y me pasa de dar información inexacta. Me cuesta salir a rectificarme pero si tengo que hacerlo, lo hago”.
La ética profesional pareciera justificar el hecho que del material que recibe, Ventura sólo hace público el 30 por ciento. Sin embargo, la causa es otra: no vende.
“Para mí, no hay límites. Rial sabe, antes de empezar cada programa, lo que yo calzo. Si quiere que lo desarrolle o no es un tema de él. Pero ‘Pata’ Villanueva no puede decir: ‘no se metan en mi vida privada’, cuando ella nos abrió las puertas de su casa. Para hacer periodismo no necesito que me den notas. La nota siempre está. Hagan o no una declaración. Si no me quieren dar una entrevista, no tendré su testimonio pero sí tengo su historia. Digo y hago explícito lo que siento ¿El otro? Me cago en el otro”, concluye tajante mientras deglute el último bocado.



Marieta Montenero

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domingo, 18 de noviembre de 2007

World Press Photo 07

Finalizó la muestra itinerante del concurso anual de fotoperiodismo en Buenos Aires.
La exposición, auspiciada por la embajada Real de los Países Bajos, contenía aproximadamente unas 200 fotografías premiadas en la primera competencia anual internacional de fotografía de prensa. Se exhibió en 90 ciudades del mundo, y la visitaron más de dos millones de personas.
La presentación, como todos los años, estuvo a cargo de la organización independiente World Press Photo, fundada en Holanda en 1955 con el objetivo de apoyar y promover el trabajo de los fotógrafos de prensa profesionales.
La muestra se pudo visitar de lunes a domingo, desde las 12 hasta las 21 hs en el Centro Cultural Borges, ubicado en Viamonte y San Martín, en Capital Federal. El valor general de la entrada fue de $12 y $8 para jubilados y estudiantes.

Ganadores World Press Photo 07

World Press Photo 07/ Centro Cultural Borges

Organización Independiente World Press Photo

Gloria Ziegler

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miércoles, 14 de noviembre de 2007

Conmovedora muestra sobre los judíos argentinos

Por: Nora Vera
Fuente: LONDRES. ENVIADA ESPECIAL

Impacta ingresar a la luminosa galería de la University College London y ver colgada una camiseta de la Selección argentina de fútbol con el nombre, no de Messi, sino de Alejandra Pizarnik. La imagen en cierta forma da cuenta del espíritu de la muestra Vida Judía en la Argentina, que se exhibe desde ayer en esta prestigiosa universidad londinense, histórica por ser la primera laica de Gran Bretaña.

Organizada por la Embajada argentina en Londres y la AMIA, la exhibición es un recorrido por el peculiar desarrollo de la comunidad judía en Argentina (la séptima en el mundo en orden de importancia; la principal en el mundo de habla hispana), desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad. Son 30 paneles en los que, a través de fotos antiguas y modernas, se desarrolla la contribución de este grupo inmigratorio a la sociedad argentina.

Así, los visitantes se enteran, por ejemplo, de que los judíos fundaron en Argentina la primera cooperativa de Sudamérica (en 1900, en la colonia Novibuco), que en 1889 llegó un barco al puerto de Buenos Aires con 820 judíos que escapaban del zarismo ruso y se convirtieron en los primeros gauchos judíos; que hubo un "Gardel judío" que cantaba tango en idish o que, Moisés Ville, la primera colonia judía en Argentina, fue fundada con aportes de un filántropo asentado en Inglaterra, el barón Hirsch.



La inserción laboral, la contribución a la educación, la participación en la vida obrera, la desaparición de 1.900 judíos en la última dictadura militar, la impronta de los judíos argentinos en los ámbitos del cine, la televisión y el humor, desde Max Glücksman (pionero de la cinematografía argentina) hasta el músico Alejandro Lerner, pasando por Tato Bores. Nada ni nadie faltan en esta muestra de 145 años de vida judía en Argentina.

"Contar la historia judía desde sus inicios hasta la reconstrucción de la AMIA significa que el terror no nos pudo vencer", dijo a Clarín Luis Grynwald, presidente de AMIA. Alejandro Grossman, subsecretario de Culto de la Cancillería, manifestó que "esta exhibición pretende mostrar al mundo la positiva experiencia de convivencia en la Argentina de las comunidades, sin perder ninguna su singularidad". El embajador argentino en Londres, Federico Mirré, señaló que "de alguna forma esta exposición despeja la no poco frecuente sospecha de que los argentinos en algún momento no simpatizamos con los judíos. Se ve, por ejemplo, que hubo judíos en los gabinetes de los gobiernos, aun con Perón".

Anita Weinstein, socióloga y directora del Centro de Documentación e Información sobre Judaísmo Argentino de AMIA, y Elio Kapszuk, director del espacio de Arte de AMIA, son los curadores de la muestra. Para crearla tomaron en cuenta quiénes la iban a recibir. "Era un desafío mostrar la convivencia y la diversidad argentinas en un ámbito universitario en Londres", cuenta Kapszuk. Resolvieron el tema agregando al recorrido histórico-cultural de los paneles dos instalaciones con dos componentes significativos para argentinos y británicos: el terror y el fútbol.

El primer sentimiento cala hondo en la instalación Lágrimas Compartidas, en la que en 65 bolsas plásticas que contienen agua aparecen los nombres de las víctimas de los atentados de Buenos Aires y Londres: los 85 muertos en la AMIA el 18 de julio del 94 y los 52 muertos por las 3 bombas en el transporte público de Londres el 7 de julio de 2005. En esta creación del grupo artístico Escombros hay también bolsas sin nombres, para que los visitantes "escriban su dolor", dice el curador.

La instalación futbolera consiste en 15 camisetas albicelestes en las que se leen los nombres de "los judíos que transpiraron la camiseta argentina", revela Kapszuk. El periodista Jacobo Timerman, el Premio Nobel de Medicina César Milstein, la madre de Plaza de Mayo René Epelbaum, y la conductora y directora Blackie son algunos de los integrantes de esta selección.

Esta exhibición es la primera de varias actividades culturales en torno a la vida judía que se harán en Londres hasta el próximo 26. La idea es que los londineses se percaten de que, a 11 mil kilómetros de distancia, en el lejano Sur, la comunidad judía es tan grande como la britanica y que forma parte de la identidad argentina.



www.clarin.com/Muestra en Londres sobre los judíos argentinos

Gloria Ziegler.

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martes, 13 de noviembre de 2007

Radiografía latinoamericana


Un dictador. Fueron tantos y serán tantos todavía, en este hemisferio, que el nombre será lo de menos…”

Seguramente por eso Alejo Carpentier en su libro El Recurso del Método no menciona el nombre del protagonista en ningún momento, a lo largo del relato. Porque no se trata del reflejo de un tirano, sino del de todos aquellos que durante años y años, impusieron su voluntad en algún lugar del mundo.

El Primer Magistrado, como es llamado el protagonista, gobierna un país que no es precisado, pero pueden descubrirse descripciones de distintos países americanos tales como Cuba, Venezuela, Colombia y Argentina, entre otros.


Esta historia se desarrolla en los primeros años del Siglo XX y parte de la obra esta relacionada con la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, el autor juega con el tiempo histórico haciendo viajar al personaje a su antojo, sin seguir una cronología verídica.

Carpentier presenta a un tirano en decadencia desde el inicio de la obra. Enseña una serie de levantamientos militares que buscaran derrocarlo y sectores opositores, ajenos al ejercito, que también intentaran disputarle la gobernación.

En medio de esas peleas por el poderío se perfila al personaje, mostrando sus facetas de déspota afrancesado, alcohólico, e inclusive asesino, mediante la descripción de una feroz matanza encargada por él.

Las traiciones no faltaran en la historia y una serie de atentados, que buscan terminar con la vida del Primer Magistrado, sorprenderán al lector que logre descubrir al responsable.

Esta novela de Alejo Carpentier, quien ganó el premio Cervantes en 1977, es de un estilo muy barroco. Las oraciones largas en ocasiones dificultan la lectura pero, por otro lado, la ironía y el humor compensan el obstáculo.

En sus páginas está presente el concepto de “lo real maravilloso” que dio origen a la corriente literaria conocida como realismo mágico seguida por escritores latinoamericanos como Gabriel García Márquez.

El autor cubano fallecido en 1980 es reconocido en el mundo por obras como El Siglo de las Luces, El Reino de esté Mundo y Los Pasos Perdidos, entre otros trabajos.
El Recurso con seguridad lo marcó profundamente, pero también a todos los latinoamericanos que sufrieron durante años feroces dictaduras.

El Estudiante, uno de los personajes opositores del dictador, representa la historia de su propia resistencia y la de todo el pueblo latinoamericano: “Cae uno aquí, se levanta otro allá. Y hace cien años que se repite el espectáculo. Hasta que el público se canse de ver lo mismo. Hay que esperarlo…”.



Cuba Literaria/ Alejo Carpentier

Gloria Ziegler.

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lunes, 12 de noviembre de 2007

China Zorrilla: "Quiero volver a escribir en un diario"


Con 84 años, llena de historias y anécdotas, China Zorrilla habla sin pelos en la lengua, desde su sillón al que llama trono y junto a su perra Yorkshire confiesa que quiere volver a escribir para un diario, critica al Gobierno argentino, recuerda su vida en Europa y a sus amigos de siempre.

La salud mental lo es todo

“Si una persona tiene muchos años como yo, debe saber que en el camino se le van a morir las personas que más quiere. A mi me gustan todas las cosas buenas de la vida. Cuando me muera no quiero nubes, no quiero ángeles, solamente quiero que sea igual que en la vida”




¿Qué son las cosas malas?
La envidia, los que se mueren de hambre, la indiferencia al prójimo, el poco amor hacia el otro, la injusticia social. En un país donde hay gente que come todos los días y otros que se mueren por no comer. Yo sufro mucho con ver a los chicos en la calle, me da mucha bronca.



¿Qué seria lo primero que mejorarías para cambiar lo que no te gusta?
Yo estoy muy harta de esas malditas papeleras. En las cárceles de Finlandia se hacen visitas guiadas porque nadie esta preso, están todas vacías. Podes encontrar algún borracho que ha roto una vidriera. Ellos no tienen nada que mostrarle al mundo, ni Shakespeare, ni Beethoven, pero tienen esa obsesión número uno en el mundo que es la seguridad. Cambiaría que no cambie el gobernante, estoy muy orgullosa de su gobierno. El ya sabe que en su país hay gente que se muere de hambre y gente que le sobra la plata. Al que no le gusta la plata que la regale y al que no le gusta el país que se vaya. El cantautor y pensador Facundo Cabral, tiene una canción que dice que seria muy lindo que los billetes tengan fecha de vencimiento así, uno podría decir: “hoy invito a comer a todo el mundo porque se me vence un Bill (Clinton). Es una idea genial que no se acumule la plata. Yo lo llame para felicitarlo.



¿Qué político te gusta más?
En realidad no me gusta la política, nunca me pongo ninguna camiseta políticamente aunque soy hincha de Boca. Soy una persona de izquierda y tengo mi propia ideología: ama al prójimo como a ti mismo y echemos a los mercaderes del templo. Con todas las cosas malas que pasan en el Río de la Plata, yo le mando cartas al presidente y le digo que excomulgue a todos los que venden armas y a los que fabricantes de armas que van a la Iglesia. Es un contrasentido disparatado, y en Argentina que es un país en democracia, se supone que todos deben comer y trabajar. Los jubilados no pueden vivir con un peso por año. Queda tanto por decir, pero no quiero parecer una vieja loca revolucionaria.



Hiciste muchas cosas por los demás ¿En que momento de tu vida fuiste enfermera?
En el año 1945, era enfermera voluntaria. Y empecé sin saber hacer nada, y una vez un médico me dijo que yo era quien curaba a los enfermos, estaba en la sala de neurocirugía. A los enfermos que tenían familia en el interior les escribía cartas que ellos mismos me dictaban. Pero un día descubrí que en el sótano había una enorme sala con bañeras que parecían piletas, ahí los bañaba. Mientras que a un enfermo que está internado le hacen una higiene mínima de mañana, yo había conseguido darles esa satisfacción. Una fábrica me daba jabones y shampoo. No es que estuvieran sucios, es que eran los mimos los que sanaban y para eso nunca hay tiempo en un hospital. Las enfermeras estaban para lo que estaban y yo estaba ahí para ayudarlas. Es un mundo maravilloso. Después conseguí una beca y me fui a vivir a Londres, todo bombardeado por la post guerra.




¿Cómo pasaste de vivir en Londres a escribir para el diario El País de Montevideo?
Todo empezó de ese lugar tan lindo que es Montevideo y tiene su encanto. Antes de que muera mamá, yo publiqué una carta muy linda, desde París, pero el dueño del diario me llamó para decirme que dejara de escribir notas que digan: “Para mamá y papá”, “Escribí para el diario no para tu familia”.
A los pocos días empezaron a salir notas mías firmadas por Concepción Zorrilla. Un día me enteré que había un festival de cine en Cannes. José Antonio Mendía, un amigo argentino que vivía en París y era periodista, me dijo que me haga invitar al festival. “Mandá una nota diciendo que sos periodista”. La mandé y me citaron. Lo más gracioso fue cuando llegue, había unas cajas que decían: Le Figaro de París: Messieur Marcel Philip, The New York Times: Jhon Stuart, El País de Montevideo: Concepción Zorrilla.



¿Volviste a leer tus notas publicadas?
Hace poco un amigo uruguayo, Voltaire Barboni, me llamo y me dijo que tenia una copia de una de mis notas, la numero 27. Cuando la leí me encanto y no podía creer que yo haya escrito eso.



¿Todavía escribís?
Ahora sólo escribo cartas pero desde que releí ese artículo, me dan ganas de hacerlo. Hay muchas cosas para decir de la Argentina. Pero no puedo escribir con mi nombre porque ya estoy metida en el baile.



¿Alguna vez intentaste escribir en un diario argentino?
Una vez llame a (Bartolomé) Mitre y le comente de mi idea de escribir en una columna y llamarla: Los dientes del perro. Es un cuento de Tolstoi. La historia cuenta que un día paseaban los alumnos con el profesor por un prado, hasta que uno de los chicos empieza a sentir un olor muy feo. Mientras trataban de encontrar de dónde provenía el olor, un chico encuentra un perro muerto. Llevaba días ahí, tenía las tripas afuera y hormigas que le caminaban por la órbita del ojo. Cuando el profesor se acercó, dijo: “Que lindos dientes que tenía”. Ésta historia es mi filosofía de vida. En lo peor, siempre se puede encontrar algo bueno. Lo que yo le dije a Bartolo, fue que yo quería escribir sobre las cosas lindas que pasan y de las que nadie habla.



¿Qué te contesto Mitre?
“Cuando quieras”. Lo primero que yo quería contar era la historia de un policía y unos presos en un pueblito del interior. Resulta que había un policía estudiando en la comisaría y los presos desde la celda lo molestaban, él les pedía que se callaran, entonces uno de ellos le dijo que estaban aburridos y querían que el policía les enseñara algo de lo que estaba estudiando. Cuando él les preguntó sobre qué querían aprender, ellos le contestaron: “primero queremos saber leer y escribir”. Yo me enteré por el noticiero, el policía pedía lápices y papeles para enseñarles. Quería ir pero quedaba lejos, así que le iba a mandar las cosas pero después me olvide, porque ya estoy vieja.



¿Qué es lo que más te importa hoy en día?
La amistad. La sinceridad. Uno de mis amigos es Bernardo Neustadt, él me regaló a Flor, mi perrita. Con él tengo una relación muy especial porque nunca nos ponemos de a cuerdo con nada, pero nos amamos. En un tiempo yo hacía una obra que se llamaba: Victoria y Eva. Eran dos figuras muy opuestas. Algunos estaban de a cuerdo con una de ellas -Ocampo, símbolo de la oligarquía argentina- y otros con la otra –Perón, una luchadora social-. Los grupos se juntan con los que piensan igual –los de Boca van a las peñas que ellos mismos arman y los Kirchneristas van a los actos del presidente- a mi me encanta estar con los que no piensan como yo. Bernardo es un periodista fantástico y yo lo quiero mucho.



¿Extrañas a Ana María Campoy?
Tengo anécdotas inolvidables con ella. Siempre que estábamos juntas y hablábamos con alguien, ella se tapaba la boca y de costado, murmurando me decía: “No es normal”. Eso me daba mucha risa. La iba a ver todos los días por lo menos diez minutos a la obra de teatro que hacía, para mi era una gran profesional y una muy buena amiga.


Recuadro:
Carta de Néstor Kirchner a China Zorrilla:
En un día tan especial no quería dejar decirte y dejar de hacerle llegar mi más sincero reconocimiento y admiración por una trayectoria dedicada a reafirmar los valores de nuestra cultura rioplatense. Mi querida China por su calidad artística, pero sobre todo por su calidad humana usted es un ejemplo de vida para seguir trabajando por un mundo mejor, con más solidaridad y más justicia. Feliz cumpleaños, un abrazo pingüino.

"No existe cosa más perfecta que ésta carta. ", dice la China.


Florencia Salvador.

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jueves, 8 de noviembre de 2007

¿Arte, deporte o sólo entretenimiento?

El martes en CQC pasaron un informe sobre la adicción a los videojuegos y aquí para seguir instalando la polémica pueden leer un artículo que he escrito hace un tiempo donde dejo abierto a cada uno sí son ¿Arte, deporte o sólo entretenimiento?

A partir de 2004, la industria de los videojuegos superó a la del cine, quedando segunda detrás de la industria de la música. En Argentina hay por lo menos 33 empresas con pequeños emprendimientos, muy artesanales, que están desarrollando juegos tanto para PC como para celulares o páginas web. La influencia que tienen del cine es evidente –sobre todo en lo que se llama Animatic o Cinematix-, pero los videojuegos tienen códigos muy particulares, ya que el usuario se relaciona y puede interactuar con ellos.



Los videojuegos ya no pueden ser considerados solamente un elemento lúdico. Quienes lo desarrollan consideran que van camino a considerarse en una obra de arte. A medida que evolucione la tecnología y puedan crearse de una manera más económica habrá una tendencia a realizarlos en forma independiente sin pensar en el aspecto rentable, sino sólo en el artístico. Sin embargo, por ahora se necesita de muchísima inversión monetaria para crearlos. Tienen presupuestos parecidos a las super producciones de Hollywood.
Pablo Mereu -es especialista en juegos de computadora y trabajó para varias productoras donde desarrolló varios juegos para PC- dice que a la hora de crear un juego no suelen tener en cuenta los estudios realizados sobre los comportamientos de los jugadores, porque no hay datos empíricos de las posibles consecuencias de la exposición a este tipo de actividad. Por eso comenta: “No es problema de los juegos sino de la sociedad. Nadie piensa que está mal ver películas y hay gente que mira una película todos los días, o sea dos horas. Cuando uno juega hace su propia película, la maneja como quiere. Es algo interactivo, para nada pasivo como ver tele”.
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Asimismo, muchas de las personas que con el hábito de jugar sienten que tienen una segunda vida: la virtual. La psicóloga Musso tiene la teoría de que los chicos con problemas de personalidad se hacen un lugar a través de los juegos, ya que on line va conociendo a otras personas. Pero agrega: “Por supuesto que hay excepciones. Hay mucha gente que juega sola, encerrada en su cuarto y está horas o días incomunicada de cualquier otra persona”.

Violencia y sexo en los juegos
Con frecuencia se responsabiliza a los videojuegos de producir cambios en el carácter de sus jugadores, convirtiéndolos en sujetos aislados, introvertidos y desinteresados por todo aquello que ocurre a su alrededor. Ya en 1986 se presentó un sugestivo artículo “Videojuegos y Psicopatología”. Los autores, Mcloure y mears, intentaron encontrar las consecuencias derivadas de la práctica excesiva, y llegaron a la conclusión de que no implicaba trastornos psicopatológicos objetivamente observables. Pero sí han establecido que los jugadores presentan entre sus comportamientos habituales conductas más agresivas que los no jugadores. No obstante, es imposible determinar si los sujetos agresivos tienen mayor preferencia por los videojuegos, o bien son los videojuegos quienes determinan una pauta de conducta de estas características.
Pablo Mereu dice que todavía hay personas que piensan que el juego virtual es más violento que ver una película, porque es uno el que mata. “Son violentos pero no provocan violencia. Depende de la educación y de la familia que el chico logre diferenciar entre el mundo virtual y la realidad”. Además, aclara que la inclusión del sexo es consecuencia de que creció la generación que jugaba y las edades de los aficionados son mayores. Al igual que las películas, tienen un sello de protección al menor. Los que incluyen violencia y sexo son prohibidos para mayores de 18.
Adrián, un jugador frecuente, comenta: “Desde que uno es chico juega con armas o con los soldaditos, es una necesidad. Igual no creo que ahora sean más violentos que antes: Mario BROS (legendario juego de la Nintendo) pisaba lechuzas y mataba personas. Ahora es lo mismo, pero más realista.
Hay pocas investigaciones que hayan contemplado la posibilidad de efectos físicos. Un de los pocos trabajos que ha considerado esta variable es el de Bonnafont (1992), que ha establecido cómo el uso exagerado de videojuegos puede supone la aparición de algunos efectos adversos como cefaleas, fatigas física y visual. El autor reconoce incluso la posibilidad de que se pudiera dar alguna forma de obsesión ante este entretenimiento, o arte como le dicen los desarrolladores.

Torneos ciberatletas
Para los campeonatos se forma un clan de 10 chicos –cinco juegan los otros cinco son suplentes- y hasta tienen un director técnico. En Europa pueden llegar a cobrar más de tres mil euros por mes. En Argentina también hay varios chicos que cobran por jugar. Estos torneos están auspiciados por desarrolladores de micros procesadores, y en estos momentos hay en todo el mundo grandes organizaciones que manejan a estos equipos –de los ciberatletas- como si se tratase de un equipo de fútbol.
Quienes participan consideran que lo que hacen es un trabajo y a su vez un deporte, y en su defensa ponen el ejemplo del ajedrez considerado un deporte por su actividad mental si que requiera algún tipo de habilidad o destreza física. Con los videojuegos dicen que pasa lo mismo y que tarde o temprano lo van a tener que considerar.




Gabriela Levite

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miércoles, 7 de noviembre de 2007

Dos textos. Dos escritores. Un mismo tema:El reconocimiento de los artistas

La moda y la habilidad, a veces, no van juntas. Eso parecen querer decir el escritor y creador del Nuevo Periodismo Tom Wolfe en “El artista invisible” y el crítico de arte y literato, Robert Hughes en “Réquiem por un peso pluma”.
Wolfe relata la historia de Frederick Hart -un importante escultor del siglo XX- quien no fue reconocido en vida por el mundo artístico. A fines del siglo XX la moda era el arte contemporáneo donde predominaba el arte abstracto y, entonces, las esculturas de Hart -consideradas clásicas- eran vistas como anticuadas. A pesar que Hart realizó muchas obras importantes, ganó concursos y hasta inventó un método de esculturas con resina que lo hizo millonario nunca las revistas de arte publicaron de él o reconocieron su talento. Tom Wolfe termina el ensayo con la teoría que Hart no sería el primer artista importante que murió diez minutos antes que la historia lo absolviera y demostrara que estaba en lo cierto.
Por su parte, Robert Hughes narra la historia del artista callejero Jean-Michel Basquiat que, por el contrario de Hart, sí ha contado con muchísima fama en su corta vida –murió de sobredosis a los 27-. El escritor considera que Basquiat no contaba realmente con la destreza necesaria para ser apreciado como un gran artista, sino más bien que se trataba de un producto de moda al que vendían como “un joven negro, novedoso y de talento autodestructivo”. Hughes llegó a la conclusión de que si hay algo que le guste más al sistema de la moda que un joven y nuevo artista es el joven y nuevo artista muerto, ya que considera que eso lo hizo más famoso.
Ambos autores deliberan de forma parecida en sus textos sobre el mundo del arte en el siglo XX, más precisamente en los 80’. Así como Tom Wolfe quiere que la historia absuelva a Hart –como se hizo con Bach, hoy considerado entre los mejores músicos del mundo pero en su época calificado de anticuado y de poco reconocimiento- Robert Hughes creé que, si la fama de Basquiat sobrevive al entusiasmo póstumo, quedaría demostrado que la muerte puede más que la habilidad y hasta llega a considerar -de forma un tanto extremista y dura- a los admiradores de Basquiat con los grupos de pro-vida, que adoran al feto y hablan de lo que hubiera llegado a ser de haber nacido.

Gabriela Levite

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Las Fiestas tradicionales del norte argentino




Tilcara, un pueblo rodeado de montañas y ritos

Más de 400 fiestas anuales se llevan a cabo en Tilcara, provincia de Jujuy, en las cuales lo pagano y lo religioso encuentran su equilibrio.


El instinto de supervivencia obligó a los habitantes de esa región, Coyas especialmente, a incorporar en la mayoría de sus ritos las exigencias religiosas de los conquistadores pero sin descuidar las propias. De esa amalgama nacieron las más puras expresiones de agradecimiento a la naturaleza, la vida y los antepasados.
Entre las fiestas que están por venir se encuentra las de los Pesebres, que se realiza a partir del 8 de diciembre hasta el 6 de enero, donde algunas familias y barrios hacen pesebres de distintos tamaños y los colocan dentro de las casas, lugares religiosos o directamente en la calle. Walter Apaza, un Coya que ayuda a organizar todas las fiestas de aquel pueblo y es, además, profesor de historia y director del museo “Soto Avendaño”, cuenta que grupos infanto-juveniles van danzando por las calles junto con los músicos y visitan dos o tres pesebres por día. Cuando llegan frente a uno hacen una danza ritual: si la casa en la que está el pesebre posee un palo con 12 trenzas (puesto especialmente para la ocasión), hechas con lana de oveja y de distintos colores, se realiza “la danza de las cintas”, en la que 12 jóvenes toman una cinta cada uno y hacen figuras como canastas y pinos. Si el palo no está, se hacen otras danzas: la del torito, danza de los pies cruzados o la mudancita, entre otras.


Los músicos son chicos del pueblo y el ritmo y la melodía son dados por la quena que está acompañada por el redoble y el bombo, y mientras van de un pesebre a otro (ese pasaje se llama pasacalle) la gente se va sumando. El 6 de enero termina la fiesta con el encuentro de todos los pesebres en la plaza principal, y todos los chicos (que pueden ser más de 2 mil) hacen un desfile mientras danzan al ritmo y muestran sus coreografías. Pero no es competitivo.
El siguiente evento más importante es el “Enero Tilcareño”, que se celebra después de la primera semana hasta fin de mes, y se concentran actividades que van desde lo cultural (arte-pintura, escultura, grabados), social (bailes públicos, bingos) deportivos (encuentros, olimpíadas, concurso de pesca) hasta musicales (festivales folclóricos con presencia de artistas locales, nacionales y extranjeros). Se realiza en los museos, en los clubes, en la municipalidad, en las asociaciones gauchas, etc.
Luego viene el carnaval, que es una mezcla de las fiestas saturnales de Roma y de la fiesta de la abundancia del mundo Andino. Oficialmente comienza el 25 de febrero pero ya diez días antes empiezan a festejarlo con el “jueves de compadre”. Ese día se homenajea a los hombres y la gente se reúne en casas y peñas donde comen asado, picante de pollo o de mondongo y bailan, cantan coplas, y, por supuesto, beben mucho alcohol. El jueves siguiente es el de “la comadre”, todo es igual pero la homenajeada es la mujer. Y el sábado siguiente es cuando empieza el carnaval con el desentierro del diablo. Cada comparsa del carnaval tiene un mojón (un montículo de piedras que representa el lugar donde está enterrado), que riegan con bebidas alcohólicas, con hojas de coca y cigarrillos encendidos. Cada comparsa se junta diariamente en su local (un lugar que tiene dispuesta cada una) alrededor del mediodía con su banda de música, sus diablos (hombres y niños se visten como tal) y sus seguidores para luego salir a bailar por las calles del pueblo e ir a los lugares que han sido invitados donde los esperan con mucha bebida. El diablo representa la diversión, la alegría y el sexo, y durante todo el carnaval gobierna el diablo, por ende, gobierna la diversión, la alegría y el sexo.
Otra característica es que la gente se tira talco y papel picado en la cara y en la cabeza. El papel picado es alegría y el talco viene de una de las fiestas greco-romanas (fiestas saturnales) en donde se le ponía talco a la gente para que no sea reconocida.
Después de una semana de alcohol y bailes, las comparsas vuelven a su mojón para enterrar al diablo (que en realidad lo queman) y así termina oficialmente el carnaval. Pero para quienes se queden con ganas tienen al domingo siguiente el “carnaval de Flores” y al otro el de “Remache”. Luego el de los fortines (se hace únicamente en Tilcara), de la señalada y el de los copleros. Estas son sólo algunas de las 400 fiestas que se festejan cada año.



Gabriela Levite

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El padre del tango más popular

Hace 110 años nacía Gerardo Hernán Matos Rodríguez


Bastó un solo tema para que dejara su nombre grabado por siempre en la historia del 2 X 4: “La Cumparsita”, de melodía sencilla pero sumamente pegadiza.


Gerardo “Becho” Matos Rodríguez nació en 1897 en Montevideo, Uruguay, fue periodista, pianista y compositor de, quizás, el tango más interpretado y versionado de la historia.
Becho -hijo de don Emilio Matos, dueño del cabaret Moulin Rouge de Montevideo- había comenzado a estudiar arquitectura pero atraído por la intensa vida nocturna de la capital del Uruguay abandonó sus estudios para dedicarse a la vida de bohemio. Sin embargo fue su paso por la facultad lo que cambiaría su vida. Su primera y más conocida composición, “La Cumparsita”, fue realizada en aquellos años (1916/17) para la comparsa de carnaval organizada por la Federación de Estudiantes del Uruguay.


Tras un breve período de éxito la obra cayó en el olvido hasta que en el año 1924 los reconocidos poetas Pascual Contursi y Enrique Maroni le escribieron letra para una obra de teatro consiguiendo de esa forma una popularidad sin igual hasta el día de hoy. Luego de ese resurgimiento Matos Rodríguez, que no había vuelto a componer, reapareció con otro suceso: “Mocosita”, y empieza a ser solicitado por varios autores teatrales para que musicalizara sus obras.
En 1931, hallándose en París -donde realizaba su trabajo de corresponsal de diarios y revistas-, es reclamado por su amigo Carlos Gardel y por Manuel Romero para que colaborara con la música de la película “Luces de Buenos Aires”, que Gardel estaba protagonizando en Francia. El Zorzal grabó varías de sus canciones, entre ellas, La cumparsita, Mocosita, ¡Ché papusa… oí!, La muchacha del circo, ¡Te fuiste?..¡ja!¡ja! y El Rosal.
Por su profesión de periodista viajaba frecuentemente al exterior, especialmente a París donde tenía residencia habitual y donde compartió muchos de sus días con músicos y artistas rioplatenses como Francisco Canaro, Enrique Delfino, Julio De Caro, Alfredo Le Pera y Carlos Gardel.
Un 25 de abril de 1948 moría Gerardo Hernán Matos Rodríguez pero su Cumparsita sigue latiendo en todas partes como el himno del 2X4; a pesar de que un músico renombrado como Astor Piazzolla dijera alguna vez que era el peor de todos los tangos, lo más espantosamente pobre del mundo. Es verdad que se trata de una pieza sumamente sencilla pero justamente esa simpleza la hizo tan efectiva. Hasta el mismo Piazzolla la terminó grabando cuatro veces.





Gabriela Levite

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El arte como objeto de mercado

En pocos días debería empezar la décima edición de Estudio Abierto, pero lamentablemente este festival multidisciplinario que tiene como protagonista al arte contemporáneo no tendrá lugar este año. Los rumores indican que en el último año se han robado mucha plata, y la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que siempre ha organizado este ciclo a través de la Subsecretaría de Patrimonio Cultural ya no estaría dispuesta –por lo menos este año- a verse, nuevamente, perjudicada.
La edición 2006 de Estudio Abierto se realizó del 16 de noviembre al 3 de diciembre y tuvo como sede central al Palacio de Correos, pero muchos otros lugares formaron parte del ciclo. En el Instituto Goethe tuvo lugar un interesante debate protagonizado por la filósofa alemana, Mercedes Bunz, en el cual destacó el actual papel de los artistas y el por qué ya no se encuentran fuera del sistema sino adentro. En definitiva ¿Cómo sobrevive la cultura pop en el sistema capitalista? ¿Sigue siendo alternativo un arte que es utilizado por las marcas más importantes del mundo?

Para Mercedes Bunz, el arte en general, y en este caso la cultura pop, surgió como una crítica a las costumbres sociales y burguesas, pero el capitalismo fue “aprehendiendo y cooptando” a los artistas y sus símbolos haciéndoles perder su significado original. Bunz resaltó que “antes había un capitalismo neoliberal pero ahora es un capitalismo de redes y el prototipo de esta nueva forma es el artista”. La historia que sirvió como promesa durante mucho tiempo en Europa es que uno empezaba pobre pero tenía posibilidades de ascenso y seguridad social. En ese entonces, la cultura del arte pop se rebelaba e intentaba tener sus propias reglas dentro de aquel sistema -vivir la vida correcta dentro del mundo equivocado-. El actual capitalismo de redes recorta todos los servicios sociales y hace que uno tenga que asumir más responsabilidades, muy parecido al estilo de vida que antes era sólo para los artistas. La filósofa analiza que “es un gran problema para la cultura pop que el capitalismo se robe el modelo de vida de los artistas y mi respuesta sería: robar también – y agrega- no es lo mismo que el arte lo hagamos nosotros o la economía”. Últimamente el arte financiado por empresas o por el estado es muy común, por ejemplo Niké que financia proyectos artísticos o el mismo Espacio Abierto que es financiado por el Estado Argentino.
Según la filósofa ahora la crítica está dentro del capitalismo y no fuera, ya que uno puede ubicarse en la izquierda pero siempre dentro del capitalismo. La izquierda siempre propuso un ascenso colectivo, el capitalismo un ascenso individual pero hoy directamente no hay progreso de ningún tipo, “es la generación de los practicantes -que pasan de pasantía en pasantía-. La cultura pop propone una red de amigos que van pasándose proyectos y tratándose de ayudar mutuamente”. Bunz aclara que no es una solución no aceptar los proyectos financiados por otros pero que el artista tiene que buscar una forma para seguir irritando al sistema, y cuenta: “Berlín tuvo gran cantidad de financiamiento por parte del estado y ya se había vuelto aburrido, era arte todo el tiempo, ya no sorprendía ni a irritaba”. Además, terminó diciendo que hoy una persona lo único que necesita es una computadora y una idea “internet llegó a todas partes, háganlo”.


Gabriela Levite

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martes, 6 de noviembre de 2007

“Hoy el oyente es más práctico que antes”

Por Oscar Ranzani, Diario on line página/12

El periodista y escritor acaba de publicar Siempre los escucho. Retratos de la radio argentina en el siglo XXI, que continúa cronológicamente el trabajo Días de radio, de 1995. Ulanovsky reflexiona sobre los cambios producidos en ese lapso, que incluyen nuevas caras y nuevos roles


En los últimos años la radio experimentó un cambio notable en la Argentina, en parte, debido a los avances tecnológicos como, por ejemplo, la masividad alcanzada por Internet, que terminó modificando los usos y costumbres tanto en la manera de transmitir como en la modalidad de recepción. Al cambio de roles de los conductores, productores y operadores de radio, se agregaron también nuevos roles en los oyentes que participan de diversas maneras en el universo sonoro. Las radios comunitarias terminaron por consolidarse como espacios para las nuevas generaciones de comunicadores y junto con las emisoras tradicionales tuvieron una destacada función social, sobre todo a partir de la crisis de 2001. Pero también se consolidaron los multimedios y, en consecuencia, la radio como un eslabón de empresas gigantescas. La redefinición de las diferencias entre AM y FM en el siglo XXI y la aparición de nuevas figuras mediáticas como Roberto Pettinato y Fernando Peña –por sólo mencionar algunas caras nuevas– terminaron por definir la radio moderna que sigue esperando, de manera imprescindible, una nueva Ley de Radiodifusión, de la democracia. Estos son sólo algunos de los temas analizados por el periodista y escritor Carlos Ulanovsky en su nuevo libro Siempre los escucho. Retratos de la radio argentina en el siglo XXI. Ulanovsky, un experto en la materia como lo demostró en Días de radio, aquel libro imprescindible en las bibliotecas de los comunicadores y de los amantes tanto de la spika como del walkman, en el que analizaba la historia del medio, ahora realiza un profundo análisis a tan sólo doce años de aquella publicación: si bien Días de radio (escrito junto a Marta Merkin, Juan José Panno y Gabriela Tijman) salió a la venta en 1995, la radio experimentó cambios sustanciales desde entonces. “La de este siglo es completamente distinta a la que hacíamos hace diez o veinte años. Entonces, justificaba un nuevo trabajo”, señala Ulanovsky en la entrevista con Página/12.




–Las nuevas tecnologías modificaron la manera de hacer y de escuchar radio. ¿Qué cree que se mantiene de la esencia de la radio?

–Se mantiene una promesa básica extraordinaria que es, en principio, alguien que uno no ve hablando desde un lugar y a distancia, alguien que escucha desde otro lugar. Daría la sensación de que lo que está hablando el tipo que uno no ve que, en realidad, es una charla para millares de personas, cuando le llega a uno a la cabeza y al oído pareciera que es para uno solo, para uno mismo. Esa promesa básica es impresionante y difícil de reemplazar. Esto está presente en la radio más tradicional y en la radio por Internet.

–¿Cómo se redefinió el rol del oyente a partir de Internet?

–En principio, es un oyente que no está en movimiento. Es un oyente que, inevitablemente, tiene que estar en un lugar, preferentemente sentado. En ese sentido, me da la sensación de que el rol del oyente vuelve a ser un rol más tradicional y no tan activo. Con el walkman también hubo un cambio: se podía estar en cualquier lado y escuchar. El rol de oyente de auto también es diferente: puede hacer zapping, captar una radio en movimiento. El I-Pod con radios FM es también para gente en movimiento. En cambio, la radio por Internet es una radio para alguien que está en la casa o en la oficina, como ocurría tradicionalmente.

–¿Hay una cultura del zapping en la radio actual?

–Me parece que sí. No sólo en el auto sino también en la casa. No sé si el mismo zapping que uno hace con el control remoto de la TV, pero hay una búsqueda permanente del programa que te satisfaga, que te deje más contento. Podés pasar tres horas en la AM, pero el siguiente programa preferido son dos horas en la FM. El oyente de radio es muy práctico, muy eficiente a la hora de gratificarse o de buscar aquello que le convenga. Ha descubierto muy bien todo lo que le da la radio, de la inmediatez. Es decir, la radio le da noticias inmediatamente y también le da la posibilidad inmediata de conectarse. Por ejemplo, si tiene una bronca especial, o si quiere pedir que lo feliciten por su cumpleaños, o si hay una pérdida de gas en la puerta de la casa, el tipo llama a un número, deja dicho en el contestador y, con un poco de suerte, su mensaje es elegido por el productor y a los quince, veinte o treinta minutos ya salió al aire. Ni comparación con lo que le cuesta entrar a una sección de lectores de diarios o revistas que tiene que escribir a medida, tener la suerte de que el editor se fije en ese texto, que le interese o que le venga práctico para tal o cual cosa.

–¿Qué cambió en la manera de conducir un programa en las radios del siglo XXI?

–Hace diez o veinte años había un montón de tareas pequeñas o mayores que los conductores no tenían que hacer, como atender la máquina con Internet, el teléfono celular y vender publicidad. Este es un nuevo rol que en las radios no existía, no te obligaban a vender publicidad. Hoy las radios, de alguna manera, se asocian al destino de supervivencia del conductor. A lo mejor, dicen: “Te doy el espacio gratis, vendé y lo que recaudes vamos y vamos”.

–¿La informática aporta creatividad?

–Por supuesto que la informática aporta y mucho, en los nuevos programas de edición. Hoy la radio tiene una vestimenta sonora que no tenía hace veinte años. Tampoco hay que exagerar, sino que conviene tener el elemento y utilizarlo. En el trámite cotidiano de un programa, Internet ayuda muchísimo porque antes para sacarte una duda tenías que esperar al día siguiente. Hoy, inmediatamente, entrás a cualquier buscador y eso (de un modo razonable, no de una manera completa) te soluciona el dilema.

–Usted señala en su libro que en las radios del siglo XXI desapareció la figura del director artístico. ¿Cómo incide esto en los contenidos?

–Alguna gente opina que era lógico que esta figura tornara a su extinción, desaparición o inexistencia. Yo creo que era una figura muy útil porque era el tipo que tenía en la cabeza el sonido completo de la emisora, el concepto. Así como el secretario de redacción tiene o debería tener el concepto editorial en la cabeza, el director artístico de antes tenía el concepto sonoro en la cabeza.

–¿Y por qué se perdió?

–Me da la impresión de que hoy las cosas se resuelven, primero que nada, en los departamentos de finanzas o de marketing. Ahora la gran cosa a responder no es si una idea es buena, si es eficaz o si va a servir para la radio, sino si va a cerrar económicamente o no. Por otro lado, lamentablemente la radio sigue siendo la que menos incidencia tiene en el reparto de la torta publicitaria. Hasta Internet tiene más inversión publicitaria que la radio.

–Antes las radios se identificaban con las voces de los conductores. A diferencia de otros tiempos, hay una rotación casi constante de conductores en la radio actual. ¿A qué lo atribuye?

–Básicamente, a la búsqueda. La radio de hoy tiene una dependencia enorme con la televisión, así como antes la tuvo con los diarios, revistas y después, con las agencias de noticias. La próxima será con Internet. Al menos se va insinuando. Entonces, es enorme la cantidad de figuras de la televisión que trabajan en radio y me da la impresión de que eso también le quita un poco de identidad a la radio.

–¿Cuál es su posición sobre los contenidos culturales en la radio? ¿Son escasos?

–Sí, son escasos. Si bien hay montones de programas específicos sobre la actualidad del espectáculo, sobre literatura, sobre música, las grandes radios tienen al contenido cultural como un aporte cada vez más marginal y cada vez más pequeño. Hace ocho o diez años en la radio uno podía hacer comentarios o leer textos de hasta cinco o seis minutos. Ahora, te llegás a pasar de un minuto y medio y empiezan a ametrallarte por el talk back. Y, en general, se plantea una noticia de un minuto cada una. Este es un momento donde impera el formato de las mesas nutridas con muchos especialistas.

–¿Hay un culto a la dinámica?

–Sí, sin duda. Hay eso que Dolina llama la superstición del ritmo. Eso ha llevado a que todas las cosas en radio deban decirse en no más de un minuto.

–En cuanto a los contenidos, ¿hay una sobreabundancia de comentarios sobre la TV en la radio del siglo XXI?

–Sin duda, casi todos los programas tienen especialistas en espectáculos, cuya temática principal es la televisión. Y dentro de la temática de la TV, los rating de la noche anterior. Ocurre, en general, que si no viste televisión la noche anterior, con lo que te cuentan en la radio durante la mañana siguiente podés tener una idea. Eso, insisto, le quita identidad y personalidad a la radio y, en especial, no es recíproca la cantidad de información que hay sobre la radio en la televisión.

–Estos años mostraron un cambio que llegó para quedarse: el borramiento casi total de la frontera entre AM y FM. A diferencia de los ’80, hoy la FM también informa y la AM también pasa música.

–No sólo pasa música sino que pasa música en vivo. Con eso, además, reproduce ciertos mecanismos de la radio de antes cuando toda la radio era en vivo, cuando muchísimas radios tenían auditorios y la gente iba a ver allí su espectáculo preferido. Ahora, ninguna radio tiene auditorio y las que lo tienen, salvo Radio de la Ciudad y Nacional, son muy pequeños. Y, sin embargo, ahí van números en vivo. Más que borramiento de la frontera, creo que en los últimos años la FM le sacó una enorme ventaja a la AM. Mucha más gente escucha FM que AM.

–¿A qué lo atribuye?

–A muchas razones. Primero que nada, a que es la última radio moderna. Probablemente cuando en algunos años llegue la radio digital, va a superar a la FM. Es la radio que se escucha bien en la ciudad. Cuando vas en auto, mejor que sintonices la FM porque es la radio que no te va a dejar pagando en las esquinas. La AM en muchas esquinas se desvanece



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Florencia Salvador.

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jueves, 1 de noviembre de 2007

Los paraguas del fiscal



No fue difícil encontrar el edificio de Gelly y Obes al 2200. Cuando llegué al piso indicado, el quinto, se abrió la puerta del ascensor y lo primero que ví fue un paragüero repleto, donde se exhibían varios ejemplares de distintos colores y tamaños. Automáticamente asocié eso con que allí vivirían muchas personas, pero me equivoqué.
Toqué el timbre y enseguida se escucharon unos pasos acercándose a la puerta. De repente, silencio. Seguramente me estaría observando por la mirilla antes de abrir. Al fin se decidió, abrió y me encontré con un hombre de unos 70 años, bastante más alto que yo.
Llevaba menos de cinco minutos en la casa de Julio César Strassera, el fiscal del histórico Juicio a las Juntas Militares, y ya había visto dos ceniceros repletos de colillas de cigarrillos, uno sobre la mesa del living y otro sobre su escritorio. Y sólo había recorrido el camino hacia su oficina. Seguramente habría más, aunque no pude descubrirlos.


El domingo 21 Boca empató ante Estudiantes en la fecha 14 del Torneo Apertura. Él seguramente sufrió viendo el partido en su casa, como acostumbra hacerlo desde hace varios años. “La última vez que fui a una cancha gobernaba Onganía. Soy bostero pero fue en una final por la Copa Intercontinental entre Estudiantes de La Plata, que era campeón de la Copa Libertadores, y el Milán de Italia. Fue una carnicería”. Desde entonces los mira por tv.
Strassera es un jubilado bastante activo. Aún trabaja como abogado, no sólo en casos mediáticos como el juicio político a Aníbal Ibarra, sino en aquellos que le atraen, según dice. Por estos días lo tiene ocupado el de una señora que le prestó un departamento a su hermano. Él se fue y se lo dejó a su hijo. Vivieron 20 años allí, gratis, pero ahora la dueña necesita venderlo y su sobrino le pide el 20 por ciento del producto de la venta. “Este caso no me va a dar nada, pero me siento comprometido con esta mujer”, asegura.
Pero la vida de Strassera, a los 74 años, no es sólo trabajo: los fines de semana escapa hacia su rancho de fin de semana en el kilómetro setenta y tantos de la Ruta 8. “La casa es realmente muy modesta. Tengo techo de chapa pintada, no tiene tejas ni nada por el estilo. Son sólo dos dormitorios, uno y medio en realidad, porque el otro es muy pequeñito; también hay un quincho y una pileta”.
Durante la semana, de todas formas, se hace tiempo para mantenerse informado. “Me gusta escuchar a Magdalena (Ruiz Guiñazú), Aliverti, Víctor Hugo Morales y Nelson Castro. Periodistas serios en general”, aclara. También mira televisión, sobre todo noticieros y de vez en cuando alguna película “de la década del 30 o 40”, aunque termine diciendo que todos los programas son una basura.
Estoy sentada en su oficina desde hace un rato, no sé cuánto tiempo, pero calculo unos veinte minutos. Strassera ya ha fumado dos cigarrillos Gold Life, tabaco inglés, y tiene en sus manos el tercero. Parece esperar, casi rogando, que le dé un minuto para encenderlo.
Solucionado el asunto continúo hablándome sobre sus años como pupilo en el San José. Colegio en el que también estudió, aunque resulta paradójico, Jorge Rafael Videla, el represor al que años después acusaría en el juicio a los militares golpistas. El ex fiscal tiene un buen recuerdo de los curas Bayoneses aunque es agnóstico y dice no tener nada que ver con la iglesia. Asegura que los padres del colegio eran muy liberales y cuenta que, a diferencia de las demás escuelas católicas, los alumnos salían los sábados porque los curas habían llegado a la conclusión de que la misa es una cuestión de conciencia y era inútil obligarlos a ir. “Además fumábamos y tomábamos vino en las comidas desde primero inferior hasta sexto grado, como buenos franceses, y ellos obviamente lo sabían”, revela.
Strassera tiene un apodo pero confiesa que nadie lo conoce por él. Sólo su padre lo llamaba Cacique, porque nació en Comodoro Rivadavia, en la Patagonia, y “era un negro terrible”.
No vive sólo, pero tampoco con tantas personas como anunciaba el paragüero de la entrada. Sólo convive con Marisa, su esposa desde hace cuarenta años, pues sus dos hijos ya se han independizado: la mayor vive en Suiza con su esposo y sus dos nietos, y el varón, abogado como él, ya se mudó también.
Su mujer es fonoaudióloga pero hace mucho tiempo que no ejerce la profesión y se ha convertido en una ama de casa aplicada, según delata la prolijidad del departamento. Strassera dice que él le arruinó la profesión cuando fue nombrado embajador de Derechos Humanos y Sociales por el gobierno de Alfonsín y fueron a vivir a Suiza. “Ella hacía foniatría y no podía reeducar a un chico que hablaba mal el francés cuando no tenía la lengua materna”, explica.
Cuando el Cacique llega a su casa después de un día complicado, seguramente lo primero que hace para relajarse es encender un cigarrillo. Pero esa no es su única terapia de distensión. La música es el otro complemento. Le gusta el tango, asegura ser especialista en la década del ’40, el jazz y la ópera. “No escucho ruido, entiéndase esto como rock, y que se enojen los roqueros, no me importa”, dice. Se entusiasma hablándome de Tomy Dorsey, Harry James y la Porteña Jazz Band, y promete mostrarme su colección de discos dentro de un rato, antes de que me vaya.
Estos discos no son la única colección que tiene, ostenta una mucho más importante de encendedores, relojes y lapiceras, que guarda junto a sus cds en un modular del pasillo, al lado de la puerta de entrada. Es otro tema del que le gusta hablar, “Esto tiene 50 años por ejemplo”, dijo mostrándome el encendedor con el que prendió su cuarto cigarrillo hace sólo unos minutos.
Es un hombre elegante y asegura que nunca se cansa de estar arreglado. Son casi las nueve de la noche y su pantalón de vestir, camisa y corbata no lo contradicen. Luce muy similar al día en que pronunció su “Nunca más” en el alegato final del gran juicio de 1985. Salvo una pequeña diferencia; hoy su pelo ya no es negro.
Durante aquel tiempo él mantenía su vida normal, dentro de los límites posibles, seguía yendo al Petit Colón a tomar café pero no tenía tiempo para parar a descansar en su casa. Los recuerdos que tiene, confiesa, son de sus empleados. Fueron meses de mucho trabajo y dice que no tenía protección porque “como decía Balbín, no confiaba ni siquiera en la custodia”. Con sus hijos, en cambio, procedía diferente. Ellos, por ejemplo, sí iban a la escuela en autos de la policía. “Tenía que cuidarme en eso, aunque nunca pasó nada raro”.
Revela que jamás fue un líder, “era muy inseguro”, y me recuerda que abandonó el colegio cuando estaba en segundo año. Tiempo después lo retomó, seguramente por orgullo, porque una amiga le dijo que era mejor intentarlo y no ser un parásito.
Nuestra charla inevitablemente se desvía hacia la política, su admiración por Alfonsín y su enfrentamiento con el presidente Néstor Kirchner, después de que éste lo acusará de haber sido fiscal de la dictadura. “Yo estaba en el Poder Judicial desde el año ’62. A mí no me nombraron los militares, y además me sacaron del fuero Federal porque molestaba”, aclara.
Strassera no tiene inconvenientes en cocinar o lavar los platos, pero limpiar la casa, eso sí que no. Es más, ya ha puesto a calentar el agua, presumo que para cocinar pasta, porque Marisa no ha regresado de la reunión de consorcio y hoy le toca oficiar a él de chef.
Se define como un tipo “gorilón” y reaccionario, admite que es llorón y parece un tipo familiero, un padre cariñoso. Extraña a su hija, se nota. Cuenta, contento, que la ha visitado hace unos meses pero cambia abruptamente de estado de ánimo cuando recuerda que hace poco estuvo enferma.
Algo nos interrumpe, se escucha un ruido de llaves, seguido de pasos. Es Marisa que regresó para salvarlo de la cocina. Se asoma, apenas, a la oficina y susurra un amable “ya estoy de vuelta”.
Después de un tiempo considerable como para que la presunta pasta esté cocida siento que ha llegado la hora de irme. No sin antes hacer una escala previa en el pasillo donde puedo admirar su adorada colección. Me despido y al fin vuelvo a ver al paragüero repleto de la entrada. Sonrió, no puedo evitar preguntar por qué tiene tantos si sólo vive con su esposa. “Siempre me olvido de salir con el paraguas y cada vez que llueve compro uno. Me sale más barato que mandar el traje a la tintorería”, confiesa el olvidadizo Strassera.




Gloria Ziegler

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miércoles, 31 de octubre de 2007

De la Flor canta las 40


Corría julio de 1967 y 200 cajas forradas de blanco, con el dibujo de una flor de cinco pétalos impresa, llamaban la atención en el ambiente literario: dos títulos, El libro de los autores y una antología de cuentos sobre Buenos Aires ambientado en diversas épocas invitaban a presenciar el nacimiento de uno de los sellos independientes más importante de Argentina: Ediciones de la Flor daba inicio a su historia.

“Mirá qué piola que soy que leí esto, que está bueno, y que aparte lo voy a multiplicar para que lo tengan ustedes también. A veces te sale y a veces no”, se presenta el abogado de profesión y editor por vocación, Daniel Divinsky, fundador de De la Flor. Todo indica que en este caso las cosas salieron bien.
“Jamás se me ocurrió que me iba a ganar la vida con esto, ni a estar preso, ni que iba a vivir seis años en el exilio”, admite Divinsky. Es curioso imaginar que aquel adolescente de 15 años que había ingresado a la Facultad de Derecho para convertirse, a los 20, en un hombre de leyes haya encontrado en el mismo lugar la pasión de su vida: el mundo de la edición.




Los primeros pasos


Mientras estudiaba, el joven Divinsky tuvo su primer contacto con la fabricación de un libro: primero como subdirector y luego como director de la colección Cuadernos del Centro de Derecho y Ciencias Sociales. Se trataba de libros breves financiados por el editor jurídico Emilio Perrot. “Era un negocio redondo para Perrot y para el Centro de Estudiantes. Contábamos con una especie de clientela cautiva porque para aprobar una materia los alumnos tenían que comprarlos”, recuerda Divinsky.
En ese momento entró en escena un personaje clave para el florecimiento de la editorial, Jorge Álvarez, un empleado de una librería jurídica donde Divinsky y sus compañeros adquirían sus herramientas de estudio. “Cuando Álvarez lanzó su editorial, no dudé en aceptar trabajar gratis para él. Tenía la oportunidad de hacer lo mejor del mundo: traducciones”, explica.
De esta relación nació la iniciativa de crear una editorial en conjunto y, tras una “tormenta de ideas” (brainstorm), Susana “Pirí” Lugones fue la encargada de bautizar este nuevo emprendimiento como Ediciones de la Flor. El nombre surgió de la conjunción de la idea del flower power, símbolo de hippismo de la época; el guiño con el juego de tres cartas del mismo palo del truco y el objetivo principal de la sociedad: ser una “flor” de editorial.

La sede del humor gráfico

Ya sin Álvarez en el equipo, en julio del ’70 Divinsky formalizó su relación con su actual pareja, Ana María “Kuki” Miler. Su importancia fue vital para el proyecto. En términos del editor: “Voy a ser justo, porque si yo no hubiera empezado mi convivencia con una economista que vio que la editorial financieramente era un desastre se hubiera ido al demonio al año y medio”.
Tres meses después llegó el turno de la otra figura femenina, Mafalda. Así, en octubre de ese año, el tomo seis de la mítica creación del dibujante Joaquín Salvador Lavado apareció por primera vez en el sello y vendió 200 mil ejemplares en dos días. El trabajo de Quino y la obra de Roberto Fontanarrosa se convertirían en las bases del éxito de la editorial.
“Editamos un montón de cosas, pero vivimos del humor gráfico porque es, en términos económicos, un nicho de mercado. Es el único campo en que somos los primeros. Somos los más antiguos y tenemos, por ahora, a los mejores. Haber conservado a Quino desde el ’70 y a Fontanarrosa desde el ’72 y luego haber incorporado a Caloi y a los jóvenes que aparecieron, no es ninguna pedantería”, afirma Divinsky.
El editor admite la importancia de su ojo critico al momento de seducir a sus elegidos: “A Liniers (el dibujante, Ricardo Siri)lo descubrí en el suplemento NO de Página 12 cuando hacía esos disparates. Conseguí el teléfono, lo llamé y, como en los dibujos animados cuando uno está llamando por teléfono y el otro aparece, me estaba golpeando la puerta. Junto con (historietista, Cristian Dzwonik) Nik, son los que más venden”.
“De la Flor es, históricamente, la editorial del humor gráfico argentino. Muchos de los libros que leía en la infancia y que aún conservo han salido de su imprenta. Crecí –como casi todo el mundo- leyendo la colección entera de Mafalda. Libros de autores como Quino, Calé, Kalondi (tengo uno del ’75), Cris, Fontanarrosa, Caloi, Sendra, Rep, Maitena, Liniers y otros, ocupan buena parte de mi biblioteca. En tiempos de multimedios y de editoriales absorbidas por grandes grupos poderosos, es una buena noticia que este cumpliendo 40 años, siempre atendida por sus propios dueños”, expresa el dibujante y cineasta Juan Matías “Tute” Loiseau, hijo de Caloi.

El grato oficio de editar

Una de las particularidades de De la Flor es que todo material debe ser leído y corregido por Divinsky. Hasta los grandes pasan por este mecanismo. “Fontanarrosa escribía sus cuentos de un tirón. Me los mandaba en bruto, apenas los corregía una sola vez y después me los enviaba. No veía el corte final. Más de una vez le dije: ‘Negro mira que suprimí una parte que sobraba’ y él me respondía: ‘Está bien’. Ni siquiera le daba lugar a la desconfianza”, confía el editor.
Uno de los dramaturgos claves de la literatura argentina, Roberto “Tito” Cossa, se sincera: “Yo de la edición nunca me calenté. Desde hace muchos años edito con De la Flor. Cuando tengo una obra más o menos armada lo llamo a Daniel (Divinsky) y se la paso. A veces tarda, aunque finalmente las edita. En general, hay autores que buscan editar, pero no es mi caso. Las únicas correcciones que acepto son las de Divinsky, mi editor. El me dice: ‘el teatro tarda, pero al final recupera todo el tiempo’”.
Uno de los íconos de la publicidad argentina, la cabeza de Geniol que decora el escritorio de Divisky sostiene las palabras de Cossa. “Tito me la regaló una vez para mi cumpleaños junto con un cartel que decía: ‘¿Para qué publicás obras de teatro, si sabés que dan un dolor de cabeza’”, recuerda entre risas el dueño de De la Flor y agrega: “A ‘Tito’ no hay nada que corregirle”.
Al momento de definir su oficio, Divinsky señala que todas las decisiones las toma con pasión. “De golpe, cuando hay un libro que me gusta mucho, me empecino para que se comente y se lea. Mi estrategia es regalar ejemplares a gente clave para que opere como multiplicador”.

Ese hombre

“Es el único caso, y esto sí que es memorable, en que un autor propuso que un libro suyo no tuviera un precio mayor de lo que hoy serían diez pesos, para que fuera muy vendido”, recuerda Divinsky en alusión a la primera vez en que editaron la célebre Operación Masacre, de Rodolfo Walsh. La relación con el periodista desaparecido en la última dictadura se inició cuando el dueño De la Flor corregía sus traducciones para la editorial de Jorge Álvarez. Tiempo después, en los ’70, Walsh comenzó a publicar en el sello de Divinsky. “Éramos amigos, pero no de tratarnos todos los días. Creo que esa era su forma de preservarnos porque ni Kuki ni yo éramos militantes. Recuerdo un día que nos advirtió: ‘Si se llegan a cruzar en la calle conmigo, no me saluden’”, rememora sobre el autor de la Carta abierta a la Junta Militar.
La editorial que cumple 40 años también es reconocida por el espacio que le brindó y sigue brindando a los textos de este escritor. Para el próximo septiembre, se espera el lanzamiento de El violento oficio de escribir, del escritor Daniel Link, quien a la vez está preparando El joven Walsh, textos y artículos de su juventud. “Lo que pasa es que hay muchas cosas perdidas. Hay personajes curiosos que tienen atesorado material difícil de conseguir y quieren venderlo. Hay una cosa media mafiosita... y yo no les voy a comprar nada. Opino que los derechos son de la hija y de la nieta de Rodolfo, así que no voy a comprar la posesión de alguien que lo encontró en una hemeroteca de publicaciones viejas”, justifica Divinsky.

No quedan más vacantes

A pesar de los obstáculos, De la Flor supo permanecer vigente durante cuatro décadas. Ni la detención de Daniel y Kuki por 127 días durante los años de plomo, ni el obligado exilio de seis años en Caracas (Venezuela), ni las forzosas mudanzas opacaron el prestigio que al final alcanzó la editorial familiar e independiente. El periodista y co-autor de La historieta argentina: una historia, Diego Rosemberg, analiza: “Es una de las pocas editoriales que resistió la trasnacionalización. Además sigue apostando al fondo editorial, cuya estrategia de venta es el long seller en vez del best seller `marketinero´. A diferencia de los demás sellos, no descarta las novedades en el tiempo, dándole al libro su verdadera dimensión”.
El 2007 revela un Divinsky hurgando entre recuerdos: “Encontré una carta de Quino del ’85, enviada por fax desde Italia, quejándose porque se demoraba un libro”, evoca risueño. Ya no queda tiempo para editar. Su atención parece estar centrada sólo en los preparativos del aniversario. Quizás por eso, la página Web del sello previene: “A los autores: como nuestro plan editorial está tan sobrecargado que cubre las posibilidades de edición hasta mediados de 2008, lamentablemente no nos resulta posible recibir nuevos originales para considerar su publicación. DE LA FLOR”.



Cecilia Díaz

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